Los bebés suelen estar expuestos a la radiación solar en cuanto entran en contacto con el exterior y los niños pasan gran parte de su tiempo al aire libre, jugando en el jardín, en el parque infantil, en la playa...
Aunque el sol es importante, por ejemplo en la síntesis de vitamina D, los rayos solares y la piel desprotegida no son buenos amigos, tengas la edad que tengas:
Los rayos ultravioleta A (UVA) contribuyen al envejecimiento prematuro y al cáncer de piel;
Los rayos ultravioleta B (UVB) también pueden provocar quemaduras solares, cataratas y debilitar el sistema inmunitario.
Como la piel de los niños es menos gruesa (lo que facilita el paso de la radiación solar y aumenta la deshidratación), la transpiración es insuficiente para refrescar el cuerpo y el sistema de pigmentación (protección cutánea) está poco desarrollado, la piel es naturalmente más frágil en la infancia. Por lo tanto -a riesgo de hacer más mal que bien- la exposición al sol de bebés y niños debe ser breve y, además de aplicar una protección solar específica, debe seguir una serie de normas:
1. exposición al sol
El riesgo de desarrollar cáncer de piel en la edad adulta es dos veces mayor cuando un niño ha sufrido quemaduras solares. Dada la fragilidad de los niños y el riesgo que corren en el futuro, la prevención es esencial, con la máxima protección (preferiblemente SPF 50+). Desde el principio, los bebés menores de doce meses no deben exponerse directamente al sol: deben estar a la sombra. También es a la sombra donde todos nosotros, especialmente los niños, debemos permanecer entre las 11.00 y las 17.00 horas, el periodo en que la intensidad de la radiación solar es mayor.
2. Ropa
Incluso en la playa o la piscina, los niños deben llevar (sobre el bañador) pantalones frescos de algodón y una camiseta que les cubra los brazos y las piernas. También deben llevar un sombrero de ala ancha, sin olvidar las gafas de sol con protección ultravioleta. Cubre las partes expuestas de tu bebé incluso en los días más ventosos y nublados.
3. Agua
Es esencial promover la ingesta de líquidos: aunque el niño se resista o no parezca tener sed, hay que insistir para evitar la deshidratación.
El sol es un amigo, pero no hay que abusar de él: ¡desde pequeño se aprende a disfrutar de lo que ofrece con seguridad!
copyright © por la Asociación Nacional de Farmacias
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